Eres tú… tú quien con su dulce voz rescataste al amor que yacía prisionero en los brazos de Morfeo.
Tú, con tu bella sonrisa, esa luz en tus ojos que ilumina mi rostro y ese pelo plateado que acaricia la brisa…
Tú, niño precioso, príncipe encantador que por un instante escapo de ese cuerpo de adulto, traspasó el ciber espacio y me llevo de su mano a vivir una mágica aventura…
Tú, vida de mi vida, sol de mi mañana, pedacito de cielo, energía de mi alma…
Tú, mi dulce sueño, mi bella fantasía, ilusión de esta alma en pena
Ay de esta alma soñadora, de este dolor que la aqueja...
Ay de ti indeseable razón que puede más que el corazón...
Ay de este amor prohibido, de este eterno castigo, de este todo que nada es…
Oh caballero plateado, tú que mi vida has transformado y al igual que la luna plateada con el amanecer te has marchado…
Oh herida del alma que no sana, sufrimiento de infinito dolor que no apacigua, pero que tampoco mata…
Oh Castigo divino que no acabas, dulce veneno untado en la flecha de Cupido, flecha de doloroso idestino que atravesó mi corazón y contamino toda mi sangre… avandona ya a este cuerpo que no es cuerpo, a esta alma que no es alma...
Oh Dios del cielo, soberano creador aclamo a ti para que des consuelo a esta desolada alma, oh padre celestial porque he de pagar por este gran error de Cupido, quien con sus ojos vendados dejo escapar en dirección equivocada su flecha malvada… oh dueño de la vida para ti que todo es posible acaba ya con esta triste historia de amor…
Nilsa, te felicito inicialmente por atreverte a retar pluma y papel, por la osadía de enfrentar la crítica, por ponerte en el paredón. Mis felicitaciones por la exquisitez de tu narrativa y esa inspiración que enamora. Continua adelante en este bello oficio y no desmayes!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
Elbert Romero Barrios